El 2 de Febrero de este año se presentó lo que se llama un desprendimiento solar, único en su tipo por haber estado cerca del polo, pero sobre todo porque produjo un vortex polar, de 96Km/h que duró 8 horas y que los científicon ninca habían visto y aun están estudiando sus posibles causas y consecuencias.
Desde diciembre de 2019, el sol se ha estado moviendo hacia una parte más activa de su ciclo, cuando su energía puede expulsarse en todas direcciones con más fuerza. Algunas de estas grandes ráfagas de partículas cargadas eventualmente se dirigen directamente a la Tierra. Estamos en riesgo porque no tenemos una buena forma de predecir estas tormentas solares. Una grande podría derribar muchas de nuestras redes eléctricas y sistemas de comunicación antes de que sepamos lo que sucedió.
En el verano de 2012, hubo una llamada de atención. Una enorme tormenta solar envió una burbuja gigantesca de material radiactivo hacia la Tierra a más de 9 millones de kilómetros por hora. El peligroso estallido se desplazó rápidamente a lo largo de los casi 150 millones de kilómetros hasta nuestro planeta.
Si hubiera llegado una semana antes, habría golpeado la Tierra.